Villaute
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Excursión a la comarca burgalesa de Villadiego

Domingo, día 26 de mayo de 2024

Los largos y luminosos días de mayo nos invitan a viajar para disfrutar de su calidez y admirar la generosa naturaleza que nos regala la belleza de esos campos castellanos donde los trigos y las cebadas, en su esplendor, se engalanan con las Novias de Juan Ramón Jiménez, las amapolas, junto con las campanillas azules, los amarillos de las aulagas, las malvas, las margaritas, etc. Acertadamente se eligió la comarca “románica” de Villadiego para disfrutar de un día especial.

Todo lleva su tiempo y sus negociaciones dieron el fruto deseado pudiendo disfrutar de esos recónditos pueblos de la llamada España vaciada donde residen recios vecinos castellanos cuidando y mimando su valioso patrimonio, siempre bajo llave, que guardan con cariño y entregan a quienes se interesan visitarles. Sin olvidar el consentimiento de los párrocos que en todo momento facilitaron llaves y personas de contacto.

Casi podríamos decir que fue una excursión de “juego de llaves”, toda vez que por coincidir en domingo las obligaciones de los párrocos se multiplican y tienen más trabajo pastoral, pero su presencia la suplieron esas mujeres y hombres que cumplen con generosidad la apertura de iglesias.

En este viaje tuvimos la suerte de ir acompañados de Ricardo Garay, quien, con su amena sapiencia de todos conocida, nos ilustró en cada una de las iglesias visitadas con sus pormenores arquitectónicos e históricos datos.

Para los que no pudieron acudir, tenéis los vídeos de Ramón y las fotografías aportadas por socios.

Empezamos visitando pueblos de abajo, para subir, volver a bajar, y al final, poder visitar todas y de cada una de las iglesias programadas, destacando aquí, como referencia un detalle en cada una de ellas.

Villalibado: Iglesia de San Salvador.

Cuando llegamos, ya nos estaba esperando su párroco, para saludarnos y entregarnos las llaves de dos iglesias, la de Villalibado y Arenillas. La de esta esta última, una robusta llave de antaño, esas que no se pueden guardar en cualquier bolsillo y recibidas, se ausentó a sus obligaciones dominicales.

La iglesia está situada en un alto desde el que se divisa el páramo y de su pasado románico conserva la cabecera y la fachada norte, parte del hastial occidental y varios canecillos. Destacar por su originalidad el del instrumento musical Dolio.

Terminada la visita, Ramón pudo cerrar la iglesia utilizando su habilidad con distintas maniobras, pero costó lo suyo, ya nos veíamos allí de guías perpetuos.

Arenillas de Villadiego: Iglesia de San Martín Obispo.

Este pueblo conserva un armonioso templo en el que destaca su cabecera y portada. Está edificado con una vistosa piedra caliza de tonos dorados, muy propia de la zona.

La cabecera conserva toda la pureza y elegancia concebida por los maestros canteros y escultores que intervinieron en su construcción.

Desde el punto de vista escultórico, un elemento destacado es la ventana que se abre en el paño central del ábside, con arco de medio punto decorado con motivos florales, luciendo un tímpano con un triple abanico de nervadas y puntiagudas hojas.

La moldura del sencillo alero que recorre el perímetro de la cabecera está sostenido por diecinueve canecillos con distintos motivos.

Llegó la hora de cerrar la iglesia e iniciar las maniobras de cierre con la llave de antaño que finalmente Ramón venció su resistencia y pudo dejar la iglesia a buen recaudo.

Boada de Villadiego: Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Tras resolver Ángel el problema de llegar con el autobús hasta el centro del pueblo, querían dejarnos a un kilómetro de distancia, en cuanto llegamos y bajamos, intencionadamente nos dirigimos a un grupo de vecinos que nos estaban “esperando”, entre ellos el marido de Teresa, quien de inmediato salió de su domicilio, era la persona de contacto. Una señora muy agradable, nos presentamos y nos comunicó que ya nos había dejado la iglesia abierta. No sólo la iglesia abierta, su marido había segado la hierba de la entrada y nos acompañó en la subida.

En la puerta de la iglesia el marido de Teresa se llevó un pequeño disgusto cuando vio que todos seguíamos a Ricardo para escuchar sus explicaciones en la zona del ábside sorteando las abundantes hierbas primaverales, pero el marido de Teresa no había contado con ello y nos comenta disgustado que de haberlo sabido hubiera cortado también la hierba que circunda la iglesia. Le dijimos que muchas gracias, que no tenía importancia y se quedó tranquilamente escuchando con mucha atención a Ricardo. Incluso hizo preguntas.

La iglesia está situada en un alto que domina el valle del Brullés, de piedra caliza y planta rectangular. De la fábrica románica se conserva todo el edificio, aunque con diversas modificaciones.

Destacar que, en el interior de la iglesia, acertadamente retiraron los retablos pudiendo hoy admirar lo más característico de la cabecera, el conjunto de cinco arcos de medio punto que decoran el hemiciclo absidal con profusa decoración.

Finalizada la visita, fuimos a casa de Teresa a despedirnos de ella y su marido, así como al resto de los vecinos para dirigirnos a nuestro siguiente punto de interés.

Villaute: Iglesia de San Martín.

Seguimos disfrutando del paisaje castellano en el corto trayecto al pueblo vecino  por esas carreteras sencillas que si llueve se llenan de charquinales y por donde dos vehículos no pueden pasar a la vez, hay que ceder paso.

Nada más llegar nos encontramos con nuestro contacto, Fernando, que por sus explicaciones pudimos comprobar que es una persona amante de su pueblo y estudioso de la cultura.

La iglesia, en sillería caliza posee dos naves con sus respectivas cabeceras que marcan distintas épocas del románico.

Destacar en su ábside semicircular una ventana enmarcada entre dos columnas que posee dos arquivoltas, la interior con decoración de dientes de sierra y la otra con sogueado.

En el capitel de la derecha se representan a dos aves afrontadas que entrelazan sus cuellos mientras que en el de la izquierda se dispone una sirena que agarra con ambas manos su doble cola. Los cimacios son dos tallos sinuosos de los que nacen trifolias.

A la salida, y a pesar de las dificultades en caminar, vino a saludarnos Julia, la madre de Fernando, que guarda desde hace años y a buen recaudo la llave de la iglesia.

Siempre cuesta despedirse de esas personas sencillas que se entregan generosamente a quienes visitamos sus pueblos y quieren seguir de charla, pero… hay que cumplir el programa y teníamos que hacer un alto en Villadiego para reponer fuerzas.

Villadiego: “Nos tomamos las de Villadiego”.

En el poco tiempo que disponíamos pudimos dar un vistazo general a esta localidad de la comarca de Odra-Pisuerga. La entrada la hicimos por el arco de la Cárcel, antigua entrada a la villa y hoy museo, atravesamos el barrio judío para adentrarnos en su plaza Mayor de soportales doblados.

Tal y como nos indicó el párroco, en Villadiego dejamos en el lugar indicado las llaves de Villalibado y Arenillas.

Tras la breve parada, volvimos al autobús para finalizar el itinerario de la mañana.

Villamorón: Iglesia de Santiago Apóstol.

Aquí ya estábamos en terreno conquistado, nos esperaba Enrique, miembro de la junta directiva de la Asociación Amigos de Villamorón, que nos acogió con el afecto propio de una persona entregada a la difusión e investigación de la monumental iglesia que tanto disfruta dando a conocer un templo tan especial, y tras la ilustrada intervención de Ricardo, Enrique nos habló de datos históricos de la zona y posibles motivos de la construcción de tan importante edificio en ese lugar.

La iglesia, de características románico-cistercienses, presenta un claro aspecto defensivo y de sólida fortaleza, con gruesos contrafuertes exteriores y articulados en dos cuerpos, el superior rematado en una cenefa de arquillos lobulados. Destacar que existen en esta construcción, dos momentos distintos que se corresponden: el primero con las últimas décadas del siglo XII y el segundo en la segunda mitad del siglo XIII que puede verse en las puertas norte y oeste hoy cegadas, y en la hermosa gárgola.

Olmillos de Sasamón: Comida.

Finalmente, y tras distintas gestiones que se hicieron en los días previos, el restaurante elegido por Francis para reponer fuerzas fue acertado. Comida, sobremesa y de nuevo al autobús para finalizar la ruta marcada.

Villegas: Iglesia de Santa Eugenia.

Llegamos a Villegas igualmente como tierra conquistada donde nos esperaba Javier, presidente de la asociación Puentipiedra que amablemente nos dio la bienvenida e inició su disertación explicando el conjuradero.

Breve referencia al conjuradero:
En la liturgia cristiana hay oraciones y ritos para ahuyentar los peligros de la sequía, inundación, rayo, granito…Villegas conserva uno de los escasos conjuraderos existentes en toda la comunidad de Castilla-León y que está en activo. Los ritos quedan recogidos en el libro de Conjuros de Pedro Ximenez restaurando recientemente.

La iglesia, se encuentra situada en el centro del pueblo, sobre una pequeña elevación que la hace destacar sobre el caserío, además de por su altura. Su situación se encuentra definida, al sur, por el amplio espacio de la plaza del pueblo y por la pequeña capilla construida sobre un arco dedicada a Santa Bárbara y conocida popularmente como conjuradero ya mencionado.

Encontramos en esta iglesia una base originaria románica -posiblemente del siglo XIII- de la que se conserva una portada de cuatro arquivoltas, dos pequeñas ventanas, actualmente tapadas, parte de las paredes originales y una fila de canecillos, muchos de ellos mutilados que nos marcan la altura del primitivo tejado.

Destacar su hermosa pila bautismal gallonada en sus dos caras y con bandas ornamentales al exterior, con una serpiente y un león que se enfrentan en el pie y aparece un caballero armado que parece clavar una lanza en el cuerpo del reptil.

Finalmente, y al no aparecer la llave de Villanoño, cerramos la puerta y dejamos la llave, Javier se encargó que todo estuviera en orden, y nos pusimos camino de casa.

Carmen Villahizán Martín

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