Arte Prerrománico, Mozárabe y Románico en el Alto Gállego. 1/2
Parte I.
Mi gran pasión por el Románico es lo que me ha hecho embarcarme en iniciativas como esta de escribir para la revista Serrablo. Si a ello le añadimos el amor que profeso a mi tierra del Alto Aragón, y a mi pueblo Samianigo/Sabiñánigo, pues ya lo tenemos todo al completo.
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En el Alto Galligo/Alto Gállego no queda nada en pie anterior al siglo X, si exceptuamos algunos restos prehistóricos. De este siglo tenemos ruinas de dos monasterios, de dos ermitas y de una iglesia de un pueblo deshabitado que se cree que se llamó Aspés y que ahora al lugar se le llama Can d’Used.
Los dos monasterios son: Santa María de Arrasul en los montes de Acumuer, prerrománico de tradición hispano-visigoda y del que quedan cuatro piedras, y el de San Andrés de Fanlo, en Ipiés, tambien prerrománico bajo el influjo de las corrientes hispano-visigodas, en el cual habitó el Abad Banzo, pieza fundamental en el siglo XI en las tierras serrablesas. El Rey Ramiro I regaló al Abad un Beato , se cree que en dicho Beato se basaron los mozárabes y los constructores locales para levantar las iglesias denominadas de Serrablo, (hay un facsímil de dicho Beato en el J. Pierpont Morgan Library, de New York), del monasterio de San Andrés de Fanlo no se conocen prácticamente restos.
También de estilo prerrománico de tradición hispano-visigoda, tenemos las ermitas de Espierre, San Juan y Santa María, (restauradas por “Amigos de Serrablo” en los años 1984 y 2004, respectivamente). Igualmente, con influencia hispano-visigoda, la ermita de San Julián de Asprilla en Espuéndolas, en la Jacetania.
En el siglo XI se construyeron 16 iglesias (además de San Miguel de Otal en Sobrarbe, San Adrián de Guasillo, Santa María y San Miguel de Lerés en la Jacetania, y San Juan Bautista de Rasal en la Hoya de Huesca, que han levantado polémica entre los historiadores. Para unos (Antonio Durán Gudiol entre ellos) son mozárabes, de Arte Serrablés, por diferentes motivos: los alfices, los arcos de herradura, las torres esbeltas, los frisos de baquetones decorativos… Para otros (entre los que se encuentra Fernando Galtier Martí), son románicas con influencia Lombarda por los ábsides redondos, los arcos de herradura visigodos… Sea lo que fuere, está claro que son una mezcla de todo ello, concretamente el friso de baquetones (único de esta zona) para unos son columnillas meramente decorativas y para otros lajas de sillarejo con el extremo redondeado, dando el aspecto de columnilla, teniendo una función puramente estructural.
San Pedro de Lárrede es sin duda el ejemplar tipo de todo el conjunto monumental de las iglesias serrablesas. Presenta planta de cruz latina, formada por una nave rectangular, dos brazos a manera de crucero y un ábside semicircular. La bóveda que contemplamos actualmente es de medio cañón con cinco arcos fajones. Exteriormente, en el muro occidental se abre una ventana ajimezada con dos arquitos de herradura enmarcada por alfiz.
En el meridional aparecen tres ventanas de arco semicircular, surmontado por arco ciego, también de medio punto, más una cuarta ventana parecida a la del muro occidental, pero con doble alfiz. La puerta de ingreso nos muestra arco de herradura enmarcado en alfiz. La torre-campanario, similar a la Mezquita siria de El-Omaria, en Bosra, le confiere a la iglesia personalidad propia, una imagen única irrepetible. El arco de entrada al ábside es de arco de herradura rebajado, siendo su bóveda de horno. Se construyo entre los años 1.050 y 1.060. Ha sido restaurada dos veces, una en el año 1.933 y otra en el año 1.989, por los “Amigos de Serrablo”.
Entre los pueblos de Olibán/Oliván y Lárrede, en medio de un prado, nos sorprende la silueta de una incomparable ermita: San Juan de Busa. Es un templo que no ha sufrido alteraciones, por lo que mantiene su estilo original. De pequeñas dimensiones, su sala rectangular se cubre con techumbre de madera, que se prolonga hasta cubrir también el ábside semicircular, que carece de su bóveda de horno, (debió caerse y adoptaron esa solución). La nave tiene en su interior dos pares de columnas adosadas, de doble fuste, con otro par de un solo fuste, similares a las de Lárrede, y que parecen deducir que se hicieron para sostener la bóveda de cañón (si se realizó tal bóveda, o no, es un interrogante). Esta ermita no tiene torre-campanario pero tal carencia no le resta belleza. El ábside mantiene las mismas características de todas estas iglesias, teniendo éste cinco arcuaciones; en el muro oeste presenta una bella ventana ajimezada con tres arquitos de herradura, de una sola pieza, ventana que constituye el logotipo de “Amigos de Serrablo”; en el muro meridional, tres ventanas de arco de medio punto y la puerta de entrada de arco de herradura enmarcado en alfiz, (en sus dóvelas, curiosa decoración esculpida en la puerta, son letras arabes?). Esta ermita fue restaurada por los “Amigos de Serrablo” en los años 1.975, 1.977 y 1.989. La construcción data de 1.060.
En el pueblo de Gabín/Gavín durante la guerra civil fue destruida su parroquial de Santa María. Los restos del ábside fueron trasladados al parque municipal de Samianigo/Sabiñánigo entre los años 1.975 y 1.976; todas sus piedras fueron numeradas para ser recolocadas de nuevo en su nueva ubicación, bajo la dirección de Julio Gavín. Cubierta con bóveda de horno, en el exterior presenta el friso de baquetones y cinco arcuaciones ciegas.
Unos kilometros al norte, tras desviarse de la carretera de Cotefablo, se encuentra en un paraje idílico la iglesia de San Bartolomé que antaño debió de ser un poblado. El templo es de una sola nave terminando con ábside rectangular, aunque la fábrica original conservada es una parte del muro sur y su torre-campanario, que se comunica con la nave con una gran arcada de herradura.El tejado a cuatro vertientes se cubre con bóveda esquifada y en el exterior aparecen debajo del tejaroz el clásico friso de baquetones y ventanas ajimezadas de tres arquitos de herradura, en la parte inferior dos rosetas en cada cara y ventanitas con arcos de herradura.
En agosto de 1.977 un socio de “Amigos de Serrablo”, Federico Díez, hallaba el emplazamiento del monasterio de San Pelay de Gabín/Gavín. Se realizó una primera excavación en la que ya pudo comprobarse la importancia de tal descubrimiento.En él se aprecian nítidamente dos iglesias yuxtapuestas a diferente altura, la más pequeña a modo de cripta y conservando parte del ábside semicircular con tres arquillos ciegos en el exterior. Un espacio abovedado transversal comunica las dos naves a través de una puerta con arco de herradura. También se adivina una estancia rectangular que podría ser el dormitorio del monasterio
En Yésero se conserva la torre de su primitiva iglesia con dos ventanas aspilleradas de arco peraltado (visibles al exterior e interior) semejantes a la de San Bartolomé, así como la antigua puerta de ingreso.
En la zona deshabitada de Sobrepuerto hallamos las dos iglesias mozárabes enclavadas a mayor altura. Una la de San Úrbez y San Miguel de Basarán ya no puede verse in situ pues fue trasladada a la estación de esquí de Formigal a comienzos de la década de los setenta. Esta iglesia de carácter monástico similar a la de Lasieso, presenta dos espacios yuxtapuestos y consta de tres naves y dos ábsides semicirculares, el central con cinco arcadas murales y el lateral con tres, con sus correspondientes frisos de baquetones. La otra iglesia se encuentra en un pueblo próximo, aunque ya es del Sobrarbe y es Otal.
En Orós Baixo/Orós Bajo tenemos una pequeña iglesia de planta rectangular con ábside semicircular abierto con bóveda de horno, mostrando exteriormente siete arcadas murales ciegas.
A medio camino entre Orós y Lárrede se levanta la majestuosa iglesia de San Martín de Oliván, que adquiere gran realce debido a su ubicación. La iglesia original presenta su nave rectangular con el ábside ultrasemicircular cubierto con bóveda de horno; al exterior dicho ábside responde al modelo clásico de estas iglesias, en este caso con siete arcuaciones murales. Su torre-campanario responde al modelo original del grupo, siendo igual en planta y proporciones que la de Lárrede, pero no conservando su aspecto original al haber sufrido reformas. Esta iglesia fue restaurada por la Asociación en 1.977 y debe resaltarse la extraordinaria colaboración del vecindario.
A poca distancia de Olibán/Oliván, y tomando el camino que conduce a Sobrepuerto, se halla Susín en un paraje idílico. Aquí puede contemplarse la iglesia de Santa Eulalia, que conserva de su fábrica original el ábside, con cinco arcuaciones y su friso de baquetones, y parte de los muros septentrional y meridional. En la parte exterior del ábside llaman la atención media docena de sillares labrados con motivos geométricos que probablemente sean de una edificación anterior. Así mismo es destacable por su bella factura una ventana con dos arquitos de herradura enmarcados en arcada de medio punto y alfiz, en el muro meridional y junto al ábside.
En el Museo Diocesano de Jaca se conserva un pequeño fragmento de pintura al fresco, conocida como los “llorones de Susín”, del siglo XII y que se atribuye a un discípulo del maestro de Tahull (Lleida/Lérida). En los años 1.977 y 1.991 “Amigos de Serrablo” realizó trabajos de restauración en esta iglesia.
Tras dejar Lárrede, enseguida se llega a Satué, en donde se sitúa en lo más alto del lugar su iglesia de San Andrés. Este templo sufrió serios desperfectos en la Guerra Civil al igual que otros de la zona, quedando del original su ábside de planta semicircular con siete arcadas ciegas al exterior rematadas con el friso de baquetones, con una factura de gran belleza. En la década de los cincuenta fue restaurada por el sacerdote Jesús Aurecenea. Posteriormente ha intervenido en ella la Asociación en los años 1.993 y 2.003.
Siguiendo nuestro recorrido, y tras atravesar Sardas, rápidamente llegamos a Isún, pueblo que se asienta en la falda de los montes de Santa Orosia. En el caserío destaca su iglesia de Santa María, que sufrió también los embates de la Guerra Civil. De su fábrica original nos ha llegado su ábside de la misma estructura que el de Satué pero de factura bastante más tosca. En 1.983 se realizaron trabajos de restauración por parte de “Amigos de Serrablo”.
En la iglesia de San Martín de Cartirana se conserva de su fábrica original parte del muro sur y una puerta de arco de herradura.
Existen tres ejemplares interesantes aguas abajo del Galligo/Gállego y en su confluencia con el Guarga, son las iglesias de Arto, Lasieso y Ordobés/Ordovés. En lo más alto del pueblo de Arto, muy próximo al Ostal d’Ipiés/Hostal de Ipiés, se conserva una pequeña parte del templo original mozárabe: dos arcadas murales de su antiguo ábside. El resto es de época posterior. Esta iglesia fue restaurada por la Asociación 1.984-1.985. Siguiendo el curso del Galligo/Gállego enseguida se llega a Lasieso.
Aquí nos encontramos un templo compuesto por dos iglesias yuxtapuestas, una algo más grande que la otra, de una nave cada una y terminadas en ábside semicircular.
Sobre la nave de la iglesia pequeña descansa una torre-campanario de gran belleza, cubierta con bóveda esquifada, que en la parte superior presenta un friso de baquetones y en los pisos ventanas de dos y tres arquitos semicirculares. En el exterior del ábside se repite el friso de baquetones, pero ya no aparecen las típicas arcuaciones murales ciegas. La iglesia más grande se construyó con motivo de la fundación allí del monasterio de San Pedro por parte del conde Sancho Ramirez, entre 1.070 y 1.080. Esta iglesia responde ya al estilo Románico. Este templo fue restaurado por “Amigos de Serrablo” en los años 1.972 y 1.974. Por último, nos queda la pequeña y coqueta iglesia de San Martín de Ordabés/Ordovés, a la entrada de la Guarguera/valle de Guarga. Última en este recorrido por las iglesias mozárabes serrablesas pero que tiene un gran simbolismo en la Asociación toda vez que fue la primera que se restauró todo el conjunto año 1.971. Es un ejemplar extremadamente sobrio en el que se repite el consabido ábside semicircular pero solo con el friso de baquetones, y con una factura algo tosca.
Ángel Benito
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Quiero agradecer a Jose Garcés Romeo, por su estimable colaboración y ayuda con su libro “Guía de Serrablo”. Mi agradecimiento también a Chema Benito Bercero, por la revisión y corrección de la redacción del texto y a a Antonio García Omedes (Románico Aragonés)
Anexo
Arte prerrománico, mozárabe y románico en el Alto Gállego.